El romance de la Zángana o una historia sin futuro en cuatro folios (Folio 3)

Folio 3

Iba a completarle la verdad sobre mi vida pero ella me interrumpió, como si no quisiera enterarse de nada más.


- Si esta es tu novela favorita, dime alguna frase que recuerdes

- Pero si me acabas de decir que no te cuente nada- repliqué confundida

- Fue un mero pretexto para acercarte ¿verdad? – sonrió como si buscara ponerme en evidencia – ahora lo sé…

No la entendí muy bien pero me pareció que me retaba y eso me gustó. La miré fijamente mientras recostaba mi cabeza contra el respaldar quedando un poco más cerca de su rostro. Repasé sus facciones, una, dos, hasta tres veces tratando de descubrir que era lo que se me hacía tan familiar en ella y a la vez tan atrayente como el canto de una sirena. Entonces recité en voz baja:

- “…Ella era la pequeña ventanita, el minúsculo agujero luminoso en mi sombría cueva de angustia. Era la redención, el camino de la liberación. Ella tenía que enseñarme a vivir o enseñarme a morir; ella, con su mano segura y bonita, tenía que tocar mi corazón entumecido, para que al contacto de la vida floreciera o se deshiciese en cenizas…”


Sus labios se entreabrieron ligeramente, supongo que por la sorpresa. En ese momento, fue como si todo el resto del avión se borrara. Solo éramos ella y yo, y esa extraña embriaguez que en ese momento nos envolvía, aflojándonos el cuerpo. Todo a nuestro alrededor se tornó difuso, como si estuviéramos bajo el embrujo de algún tipo de bebida exótica. Despacio estiré la mano y con uno de mis dedos empecé a jugar con sus aretes.


- Página cuarenta y uno, sino me equivoco…


Hubo un prolongado silencio mientras nos mirábamos. De pronto, sentí como si hubiese robado la identidad de alguien más. Como si me hubieran permitido asomar a una vida prestada por el tiempo que durara aquel vuelo a Madrid. La idea de ser alguien más y olvidarme de todo lo que no fuera ella, sus ojos vivaces, su pelo, su sonrisa traviesa pero tímida a la vez, en medio de ese oasis temporal, me sedujo de forma irreparable.


- ¿Te das cuenta que no sabemos ni como nos llamamos?- me preguntó

- ¿Importa acaso?

- No… pero es extraño

- Tanto como el hecho que yo esté aquí a tu lado a la distancia de un beso, acabando de conocerte

Entonces, mientras me contaba la versión resumida de su vida en medio de ese cementerio de almohadas blancas y mantitas azules, fui descubriendo muchas más coincidencias con ella, desde el gusto por la soledad de una playa desierta, por la música house y clásica a la vez, hasta andar descalza por la casa. Era como si dos piezas perdidas de una compleja maquinaria, hubieran caído en el mismo lugar por azar y por azar, resultase que engranaban a la perfección.


¿Era acaso un capricho del destino que debía pasarse por alto? ¿O había algún tipo de mensaje escondido que descifrar en ese encuentro sui generis? ¿O todo, absolutamente todo, era una alucinación mía como consecuencia de mis ganas de alejarme por un momento de mi vida?


A medida que pasaban las horas y nos acercábamos al final del viaje, empezamos una lucha silenciosa por no sucumbir a las ganas de besarnos. En ella lo noté por las veces que se mordió el labio inferior y buscó mirar hacia otro lado. Yo por mi parte, hasta en dos ocasiones estuve a menos de cinco centímetros de su boca pero me contuve y respeté las reglas que me había impuesto. Una hora después, las luces del avión se encendieron y el mundo a nuestro alrededor volvió a cobrar vida. Sin embargo, ella y yo no nos movimos. Tampoco lo hicimos cuando anunciaron que estábamos a punto de aterrizar. Cerré los ojos solo cuando sentí que las ruedas del Boeing 767 rebotaron en la pista…
El avión se había vaciado a medias cuando finalmente me levanté, cortando cualquier tipo de cercanía

- Gracias…

No me contestó ni me dió cara. Parecía enfadada. Entendí que era el momento de marcharme y me di la vuelta para ir en busca de mi equipaje.


- ¿Haces esto a menudo?

Indagó logrando que yo me detuviera y me volviera nuevamente hacia ella

- ¿Tú qué crees? …

Solo entonces buscó mis ojos, como tratando de confirmar o no la verdad. Sonrió con resignación, cogió su mochila y se alejó hacia la puerta de salida. Va a voltear, va a voltear- me repetí varias veces mientras sentía como si acabara de perder a alguien realmente entrañable. Ella no se giró…


Me quedé así, quieta, tratando de controlar el enorme nudo que se me había encajado en la garganta. Los pasajeros que quedaban, al verme que no me movía, me empujaban al pasar. La imagen de mi mujer y su vientre abultado de tres meses golpeó mi memoria de forma brutal. Las lágrimas me saltaron de los ojos y tuve que apretar los dientes para no llorar al darme cuenta de que, a pesar de esa imagen inmaculada, lo único que quería en ese momento, era salir corriendo detrás de la chica.


Entrada publicada por SYD708 el sábado, 30 de octubre de 2010 .
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4 comentarios :

Anónimo dijo... | 30 de octubre de 2010, 12:33

Al leer sólo una palabra me viene a la mente FRESCO............... da igual no me haga mucho caso. Gracias por la lectura.

Tita la mas bonita dijo... | 30 de octubre de 2010, 12:57

Yo quisiera realmente que los premios trascendieran las barreras cotidianas y fueran mas especializados, y entonces yo te postularía al nobel del mejor blog Literario!

Un Besito Marino

Sand78 dijo... | 30 de octubre de 2010, 18:33

Correr o seguir parada en ese avión sin ir en su busca...??

Como bien dices:

Y si fuera ella? "La eterna pregunta"

Besos

Anónimo dijo... | 1 de noviembre de 2010, 11:37

Tambien existe la posibilidad de q se haya enamorado, o haya encontrado esta complicidad que le permite ser ella misma, quien define cual es el tiempo suficiente para decir q te has enamorado? Son 6meses? 2años? Es un instante y por ese instante lo que sea, talvez despues de 4dias diga : dejare a mi mujer la procima vez q la vea. No sabe si estara con la chica mucho tiempo pero no quiere dejar pasar este "algo" tan intenso que esta sintiendo, llamalo como quieras, amor, atraccion, hell of a women, pero esta alli y lo abarca todo
Un beso
Neblina