Mis ojos, impregnados de profunda nostalgia,
son testigos quietos de como te desvaneces,
son testigos quietos de como te desvaneces,
lentamente,
inevitablemente,
como arena entre los dedos.
De pronto, una ráfaga de viento fresco,
parece acariciarme el rostro, suspiro...
parece acariciarme el rostro, suspiro...
Y sí...El dolor tarde o temprano
se transforma en una cicatriz que ya no escuece.
se transforma en una cicatriz que ya no escuece.
Al fondo, una puerta que abrir y tras ella,
un sueño nuevo, quizás hasta dos... Ya casi llego.
1 comentarios :
Todo llega, pero pasar de un estado a otro demora una eternidad.
Publicar un comentario