Los sonidos del silencio (versión definitiva)

Me despierto de pronto sobresaltada. Siento la frente húmeda y mi mano se estira tratando de atrapar el aire denso, caliente que me envuelve en una especie de burbuja imaginaria. Tengo la sensación que algo se me escapa y busco retenerlo con zarpazos al vacío. No sé que es exactamente. Me quedo quieta entonces, dejando que el sonido agitado de mi propia respiración lo inunde todo y contraste con aquella casa dolorosamente muda. Hay algo diferente esta noche, ya no son dos, ya no hay esa melodía de contrastes que lograba apaciguar todos mis fantasmas, con tan solo escucharla respirar. Ese pie que solía rozar el mío bajo las sábanas no es otra cosa ahora que un vago recuerdo. Cierro los ojos buscando perderme en la realidad confusa de un sueño que nunca llega. Entonces miro de nuevo y me hallo en medio de un puente angosto, cubierto a los costados de musgo verde y venas largas y torcidas de viejas enredaderas. El puente cruza una carretera donde las luces de los coches, al pasar me envuelven en un halo blanco, intenso. Llueve copiosamente, confundiendo mis lágrimas. Voy descalza, sobre el suelo adoquinado y resbaladizo. Avanzo a pesar del esfuerzo que supone, sin dejar de mirar de tanto en tanto hacia atrás. Tengo la impresión de que alguien me acecha. Siento su presencia cada vez más cerca. De pronto, la lluvia me azota la cara y las luces ya no son intermitentes, ahora me ciegan por completo. Hay mucho ruido, demasiado...Me tapo los oídos mientras que el agua se pasea por entre mi ropa. Parece ser que la naturaleza ha decidido ensañarse salvajemente conmigo. Es cuando siento que está a punto de doblegarme cuando vuelvo a cerrar los ojos y los puños y a pesar del rechinar de mis dientes, del entumecimiento de mis huesos a la merced salvaje del frío, enfrento mi rostro a esas gotas que caen con furia.... Hay voces, muchas voces que resuenan en toda mi cabeza, como un eco continuo… si…ahora lo sé, el ruido proviene de mi, proviene de mi… Golpeo repetidas veces mis oídos: Necesito se callen de una vez ¿Que saben ellas de mí? ¿Acaso saben de mis dolores antiguos?, ¿De mis sueños rotos o ¿De mis amores olvidados quizás? ¡Dios! Si tan solo pudiera reencontrarme con ese precioso silencio, si, aquel en el cual adoraba sumergirme, el que me permitía respirar quietud arropada entre sus paredes transparentes y en donde, si me concentraba lo suficiente, lograba escuchar el aleteo lejano y sutil de los ángeles. Si… ahí donde a veces solía alcanzar una incipiente sabiduría…


- Tengo que volver…tengo que volver…tengo que volver… - me repito hasta concientizarme y cierro los ojos una vez más.



Al abrirlos estoy nuevamente de costado sobre mi cama. Noto que mi puño derecho está apretadamente cerrado. Voy soltándolo despacito y dentro encuentro una pequeña flor amarilla que se abre junto con mis dedos, en perfecta sincronización. Está oscuro pero destaca su brillo pálido y con su aparente simplicidad y belleza no retocada, termina por acallar las miles de voces que me hablaban por detrás. Me acerco a esa flor, quedando a la distancia de un susurro y con mis manos formo una caracola en el contorno de mi boca


- ¿Sabes?- murmuro apenas- Yo creía en el amor...ahora ya no pero pensaba que tal vez… sea cuestión de volver a encontrarlo…



Y mientras termino de susurrar esas últimas palabras, ruedo sobre la cama hasta quedar boca arriba. Lentamente, mis ojos se pierden entre las sombras que dibuja para mí la noche, envuelta ahora en un silencio amansado, casi sublime. Y con aquella flor diminuta, aún entre mis dedos, dueña absoluta de mi último secreto, esbozo una sonrisa…

Syd708
(Ago 2009)
Entrada publicada por SYD708 el jueves, 29 de julio de 2010 .
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1 comentarios :

Anónimo dijo... | 14 de julio de 2010, 9:44

Siempre hay un motivo para sonreir, recordando el pasado o mirando el futuro, se dibujara una sonrisa
Besos
Neblina