EL PUENTE

(Es invierno. Altas horas de una noche nublada. La escena transcurre en un puente peatonal. Él está sobre la barandilla, inmóvil, mirando al vacío. Ella camina de forma rápida volteando constantemente hacia atrás, como cerciorándose que nadie la sigue. Va de traje. El de camiseta y jeans. Al verlo se detiene. Se queda como tratando de entender la situación. Mira alrededor buscando a alguien, pero solo están los dos. Ella se acerca con cuidado)

ELLA: Señor, perdón pero… ¿No está muy cerca del borde?

(Silencio)

ELLA: -Insiste- Hace mucho viento y puede ser peligroso
EL: ¿Sabía que desde el borde superior de la baranda hasta el punto más bajo del precipicio hay cincuenta metros? En caída libre, un cuerpo lanzado desde esta altura alcanzaría una velocidad de aproximadamente novecientos ochenta metros por segundo
ELLA: Ya… si….interesante -acercándose lentamente pero no demasiado- Y… ¿Cómo sabe tanto?
EL: En internet todo se sabe, absolutamente todo… -Murmura triste
ELLA: Si, el internet es una maravilla si…
EL: ¡Es una mierda! -grita ofuscado
ELLA: Lo que usted diga señor - le responde cogiéndolo del brazo al ver que pierde el equilibrio- porque no se baja de ahí y conversamos tranquilamente
EL: Porque mejor usted no sube -mirándola con los ojos bien abiertos- hay una vista estupenda desde aquí
ELLA: Ya… -Desconcertada- lo que pasa es… -Forzando una sonrisa- que sufro de vértigo
EL: No me diga… pues yo sufro mareos de tierra -replica irónico- parece que su mundo y el mío, señorita, están destinados a no encontrarse

(Ella intenta marcharse como si no le importara. Se aleja un par de metros. Se arrepiente y regresa)

ELLA: Hagamos un trato -él la mira con curiosidad- Nos sentamos los dos sobre la baranda

(Él no responde. Vuelve a mirar al vacío. Se queda quieto como si pensara. La mira otra vez. Asiente. Ella vuelve a acercarse. El se sienta. Ella lo hace a su lado, separada unos cuantos centímetros del cuerpo de él. Se quedan en silencio varios minutos. Ambos contemplan al vacío.)

ELLA: Tenía razón
Él: ¿Sobre qué?
ELLA: La vista es estupenda. El viento da a la cara -cerrando los ojos- se siente bien…

(Suspira complacida. Él la mira con enojo. Ella se da cuenta)

ELLA: Perdón… Tal vez quiera hablar – El sigue mirándola en silencio- ¿Sabe? a veces cuando le contamos cosas a alguien con quien no tenemos ningún tipo de vinculo, como que todo es más fácil, un desahogo… y no nos tenemos que preocupar por lo que piense nuestro confesor, total, nos es indiferente

(Silencio otra vez. Ella se ve desconcertada e impaciente)

ELLA: Mire, todos tenemos problemas, imagínese si cada uno se subiera a una barandilla cuando las cosas van mal, tendríamos los puentes abarrotados de gente, seguramente habría que hacer cola o hasta reservar con anticipación un pedazo de baranda. Vamos hombre que nada es para tanto -el hombre parece no reaccionar. Ella se enfada y resopla- bueno lo intenté, me voy, no estoy para perder el tiempo y menos con el frío de mierda que hace.

(Hace el ademán de levantarse)

EL: Mi mujer se acuesta con otro… -murmura entre dientes- lo sospechaba desde hace tiempo… pero solo hoy lo he comprobado. Me negaba a pensar en eso ¿sabe? porque tenía la esperanza de que así, todo al final terminara siendo una alucinación mía… hasta que la verdad me estalló en la cara - la mira- Yo no soy así, de pararme en las barandillas de los puentes. Llevo horas caminando sin saber a dónde me dirijo, estoy… no sé… ido. No tengo fuerzas para volver a casa y enfrentarla… todo esto es demasiado para mi
ELLA: Lo siento… - repone conmovida- imagino que… debe ser horrible descubrir que quien queremos nos engaña de esa manera
EL: Y más si hasta ayer me dijo que me quería…
ELLA: ¡Pero qué hija de puta!... Perdón…
EL: No, está bien…supongo que eso es en realidad… - apesadumbrado - ¿Y usted? ¿Está usted con alguien?






ELLA: Si – sonríe de forma casi involuntaria para luego volver al rostro serio – pero no creo que sea el momento para hablar de mí
EL: No por favor… cuénteme, así no pienso por un rato

(Ella parece dudar primero)

ELLA: Pues si…estoy con alguien desde hace seis meses. Todo ha sido tan rápido e inesperado que aún ahora me cuesta creer que es verdad. Estuve sola mucho tiempo ¿sabe? dedicada a mi trabajo y sin tiempo para nada más y ahora- lo mira emocionada- no me imagino la vida sin este amor.
EL: ¿Piensan casarse?
ELLA: Sería muy pronto pero así quisiéramos llegado el momento, no podríamos
EL: ¿Por qué?
ELLA: Por… - duda antes de continuar – Porque es una mujer
EL: Ah…
ELLA: ¿Le importa?
EL: No… para nada, cada uno es libre de querer a quien le dé la gana
ELLA: Pues si… pero mucha gente no opina igual. Fíjese, ella vive con sus padres y se muere de miedo que la descubran, su familia es muy católica, ella los adora y no quiere hacerlos sufrir, por eso tengo prohibido acercarme a su casa. Nos vemos a escondidas en el hostal de unos amigos, a pocas calles de aquí.
EL: Debe ser difícil ¿no?
ELLA: Si lo es… por eso tenemos planeado irnos fuera, donde nadie nos conozca. Solo estamos esperando que su hermana regrese del exterior. Ha prometido quedarse con sus padres.
EL: Pues… le deseo buena suerte – agregó con tristeza- y sobretodo que eso que tienen dure- suspira- Yo pensaba que lo mío con Susana iba durar toda la vida… y ya ve… ¿o será que, es cierto que nada es para siempre?- guarda silencio varios segundos- ¿Y si no dijera nada? – La mujer lo mira sin entender- Si regreso a casa y hago como si todo estuviera bien
ELLA: ¿Hasta cuándo podría aguantar una situación así?
EL: Tal vez es mejor que imaginarme la vida sin ella- la mira como buscando su aprobación. No la encuentra - Pensará que soy un imbécil
ELLA: No… solo un hombre profundamente enamorado y decepcionado

(El llora. Ella sobrecogida, coge su mano como buscando consolarlo)

EL: No entiendo porque ella me dice que me quiere, se acuesta conmigo como si no pasara nada. He buscado de mil formas propiciar una conversación, que me diga si algo anda mal pero ha sido inútil. Aparenta ser la mujer más feliz del mundo conmigo…no lo comprendo. Estoy desesperado y a punto de perder los papeles.
ELLA: ¿Tiene hijos?
EL: si… dos. Un varón de cinco años y una niña de dos.
ELLA: Entonces señor no puede perder los papeles – Él la mira con los ojos hinchados- son muy pequeños para quedarse sin padre ¿no le parece? – Él baja los ojos avergonzado- Ahí tiene el motivo principal por el que bajarse de aquí y enfrentarse a lo que sea.

(El alza el rostro al cielo y suspira hondo)

EL: Mis hijos… ¡dios! Ni se me pasaron por la cabeza… todo es tan… doloroso.

(Ambos guardan silencio. El, ligeramente más tranquilo se enjuaga las lágrimas)

ELLA: Venga, vamos a bajarnos de aquí que hace frío
EL: Gracias… - Le dice con sinceridad

(Él se gira en su sitio y de un salto baja hasta chocar con la acera. Ella aún sentada en la barandilla queda pensativa)

ELLA: Una pregunta… ¿Cómo la descubrió?
EL: Ya se lo dije, por internet todo se sabe y luego, encontré el colgante
ELLA: ¿Un colgante?
EL: Si, una cruz de plata con las iniciales RQ – La mujer lo mira de improviso- supongo que son la iniciales del hijo de puta con el que se acuesta. Lo encontré en su bolso esta mañana

(Ella parece de piedra. Luego lo mira)

ELLA: ¿Susana dijo no?- carraspea apenas
EL: Si, Susana Bernal

(La mujer empalidece. Él la mira con preocupación)

EL: ¿le pasa algo?
ELLA: No –Aparenta normalidad- es solo una de esas migrañas que suelen darme. Ha sido un día muy largo- concluye haciendo un esfuerzo por recomponerse
EL: ¿La ayudo a bajar?
ELLA: Creo que… me quedaré aquí unos minutos más. El aire fresco me despejará la cabeza. – Lo mira un rato largo - Le deseo mucha suerte señor, seguro que Susana… recapacita
EL: Ojalá y tenga razón… a propósito, no me dijo su nombre
ELLA: Si se lo digo- sonríe apagada- dejaría de ser una desconocida ¿no?
EL: Es cierto… Gracias señorita desconocida
ELLA: De nada

Él se marcha. Ella se queda sentada sobre la barandilla. Sus hombros lucen derrotados y su mirada está teñida de decepción. Se gira hacia el vacío y cierra los ojos por varios minutos. Lleva lentamente las manos hacia el cuello y desabrocha una cadenita de plata. Extiende la mano y en ella se puede ver una cruz de plata con las iniciales SB. La acomoda con cuidado sobre la barandilla. La acaricia brevemente antes de lanzarse al vacío.


Al rato, aparece él y se asoma. Coge la cadenita, el crucifijo y  lo mete todo al bolsillo. Mientras se marcha murmura:

EL: Cinco milésimas de segundo en chocar contra el suelo. Nada mal…

FIN





 
Entrada publicada por SYD708 el martes, 31 de agosto de 2010 .
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5 comentarios :

Tatana dijo... | 2 de septiembre de 2010, 23:03

q cabron sociopata, dan ganas de empujarlo al terminar el relato

besos

rapsodia en palabras dijo... | 12 de septiembre de 2010, 0:35

De piedra me quede yo con final... uff...Me ha encantado el cuento. Gracias por compartirlo.

Anónimo dijo... | 12 de septiembre de 2010, 14:41

Consigue hacer que te imagines la escena, pero queda un poco extraño la información entre parentesis porque da la sensación de que es como un fragmento de una obra de teatro siendo esas las anotaciones para los actores. En mi opinión la histioria está bien pero se podria profundizar en la personalidad de ella porque se queda una con ganas de más ;) y lo dicho con la forma externa del relato con eso de los parentesis. Desde mi punto de vista claro. Gracias por compartirlo!!

SYD708 dijo... | 13 de septiembre de 2010, 5:54

Efectivamente quise ensayar en escribir una escena de teatro y por eso todo es un dialogo entre dos personajes. Dificil se me hizo. Muchas gracias por sus comentarios

Sand78 dijo... | 16 de septiembre de 2010, 12:32

Acabo de leer el relato y una pregunta se me quedó en la cabeza..
¿No decía ella que si cada vez que alguien tuviera un problema y fuera a los puentes habría que hacer cola para coger un sitio? Qué difícil es recibir un duro golpe y justo en ese momento estar en la cuerda floja(en este caso en el puente) que no te permite ni mirar ni pensar para otro lado. La historia tuya es así, pero... ¿debemos pararnos a pensar antes de hacer algo y acercarnos a coger un número como se hace para la cola del supermercado? ¿o simplemente seguir ese impulso que a veces dirige nuestra vida?

Estaba pensando en voz alta.
Me encanta todo lo que escribes.
Besotes