Hay una tormenta que asoma pero extrañamente
ha dejado de importarme. Aquello que antes cautivaba mi atención ahora me pasa
de frente sin que yo siquiera me percate. Es como si todo me diera exactamente igual
¿en qué momento el mundo se volvió monocromático, monótono y aburrido? Soy como
un fantasma que deambula entre callejones solitarios a media noche; ciega,
sorda, muda, frígida, insensible y con la sensación de que las horas me sobran
(demasiado).
Todos los rostros, millones de ellos que me cruzo
a diario, me suenan iguales. Hasta que de pronto me detengo en uno que confundo
contigo… es entonces que mi desconcierto vuelve cuando me doy cuenta que sigo deseando
lo imposible.
Es cierto y no tengo vergüenza en reconocerlo
incluso delante de ti: Me sigues doliendo hasta quebrarme, hasta matar mis
sueños y envenenar mi alma por momentos… y mientras pienso que fuiste mi máximo
éxtasis, yo de ti, solo guardo ese amor en sobras que me dabas en tu tiempo
libre antes de escaparte entre mis dedos. Quizás tuve opción de salir corriendo
pero me arriesgué (quien no lo hubiese hecho en mi lugar) y preferí soñar con
que pronto, las horas te sabrían a poco para estar conmigo.
Hoy, quisiera taparme los oídos y dormirme en
un silencio eterno el tiempo suficiente para olvidarte. Y sin embargo todo lo
que puedo hacer es tratar de respirar este aire denso y seguir respirando otra y
otra vez hasta que pase…
Pd: Para alguien que espero despierte pronto con
el corazón recompuesto…