Un Hombre de Costumbres

Creo que la única forma de sentirme seguro es siendo un hombre de costumbres. Repitiendo la misma rutina al bañarme, al vestirme, al comer, al acostarme. No me gusta enfrentarme a la indecisión horrorosa de estar de pie frente al armario y no saber que combinar con que. Así que opté por que mis camisas fueran blancas, mis trajes marrones o gris rata y mis corbatas y zapatos negros. Llevo el mismo peinado desde que salí de la escuela, raya al medio y engominado. Supongo que me aterra el pensar en ir al barbero y que sus intentos por “modernizarme” terminen por ponerme en ridículo ante mis compañeros de trabajo. No, demasiadas presiones para alguien a quien se le afloja el estómago con tanta facilidad. Por eso, si hubiese presentido lo que iba a sucederme aquel Lunes de Febrero de 1974, seguramente no hubiera puesto un pie en la calle.

Desperté ese día, resignado a confinarme una vez más en el sótano del palacio de justicia, archivando expedientes en medio del calor sofocante y pegajoso de esos días. En la cocina, mi hermana “la flaca” terminaba de acomodar dos huevos duros con cáscara, un par de tomates, una naranja y un plátano en mi lonchera. Me gustaba mi lonchera, era metálica, de color negro y tapa redondeada, como aquellas que llevan los obreros de construcción, aunque debía confesar, que siempre había deseado tener una de Flash Gordon.

Con el sol a cuestas, subí a mi viejo y para nada ventilado Opel Record negro del sesenta, herencia de mi padre. Mi hermana “La Flaca” desde un principio se negó a usarlo. Yo tuve que elegir entre ir aplastado en el autobús, soportando los más variados olores impregnarse en mi traje o ir en la chatarra de papá aunque suscitara las burlas de todo el palacio de justicia.

Esa mañana, Gutiérrez no fue a trabajar, cosa que logró mejorarme el humor, al tener el archivo para mi solo y sin chismes ni chistes malos que escuchar. Después de comer y aprovechando mi inesperada soledad, me dispuse a pasar los veintiocho minutos y treinta y cinco segundos que me quedaban de refrigerio, sumergido en el fascículo 272 de Superman. La edición especial de cien páginas que había comprado el día anterior. Así, ensimismado, leyendo la destrucción del hombre nieve, me encontró el señor Domínguez, mi jefe. -Tengo que pedirle un favor Tello- me dijo en tono educado primero para luego informarme con sus toscas maneras, que precisaba llevase a Huaral, un paquete de medicinas para su madre. Sobreponiéndome al tartamudeo típico de mis nervios, traté de persuadir al señor Domínguez de que enviara a otro, argumentando que mi coche no estaba en condiciones de enfrentar dos horas y media de viaje. - Pues coja un autobús Tello y deje de hincharme las pelotas- fue lo que obtuve como respuesta.

Llevaba como hora y media de camino, cuando un tupido humo blanco comenzó a salir del capot. Me detuve a un costado de esa angosta y bastante maltrecha carretera rural. Aún no había oscurecido. Instantes después, contemplaba aturdido esa indescifrable maraña de cables y tuercas, en medio del intenso olor a quemado que desprendía el motor. Esperé un tiempo prudencial antes de intentar encender varias veces el coche, sin éxito. Sentí el estómago como de plomo cuando mi cabeza comenzó a elucubrar toda clase de situaciones peligrosas a las podía verme expuesto a medida que la noche avanzaba. ¿Y si me ataca una banda de maleantes? o ¿Una manada de osos? Como le pasó a Clark Kent en el 225… ¡Mierda! es idéntico al bosque del cómic.

En eso, divisé a lo lejos un par de luces. Rápidamente, me bajé haciendo señas con los brazos. Una camioneta Volskwagen combi bastante particular se detuvo a pocos metros. Llevaba pintado un corazón rojo enorme con alas blancas en el medio, sobre los colores de un arco iris y varios simbolitos redondos negros con el famoso slogan de “Peace and Love” Todo ese llamémosle “colorido” panorama, me intimidó hasta que vi descender del vehículo a una joven en avanzado estado de gestación. Tenía cabellos largos sujetados por una franja de tela en la frente. Llevaba ropas sueltas, llenas de floripondios vistosos. ¿Acaso buscaba hacer juego con el coche?

- ¿Que pasó?- Preguntó apuntándome con una linterna
- Bue…nas noches…- contesté cegado por la luz- Sa.... salió humo y no enciende
- ¡Guauuuu, un Opel!!! Esto es lo que yo llamo una máquina con personalidad - Exclamó ante mi total extrañeza mientras se agachaba para mirar por debajo- Uhm, es el radiador, tiene un agujero criminal. Tendrás que ir por una grúa. ¿Hacia donde ibas?
- Huaral
- Pues mira, es tu día de suerte, Yo vivo ahí. ¡Vamos! te doy un aventón

Una vez dentro del coche, busqué colocarme el cinturón pero; como era de esperarse; no había ni rastros de que alguna vez hubiera habido alguno. Comencé a sentirme incómodo ante la poca familiaridad de todo lo que me rodeaba.

- Soy Valeria
- Tello… Pe… Perico Tello- contesté avergonzado
- No te sientas mal, no tienes la culpa de que tu viejo tuviera el día cruzado cuando te bautizó…así que nada, encantada Peri… ¿No te jode que te llame Peri no?
- No…- sonreí algo descolocado
- ¿En que trabajas?
- En el Palacio de Justicia… soy… abogado
- Mira tú - comentó con sonrisa amable- Joder…como se mueve hoy mi bebé. – dijo cogiéndose un segundo el vientre- Oye, un favor Peri, pásame una barra de chocolate de ahí dentro por fa
- Si…- al abrir el pequeño compartimiento que tenia enfrente, una avalancha de lápices labiales, casettes, un desodorante, un rollo de papel higiénico y una bolsa de chocolates derretidos por el sol, fueron a dar sobre mis pantalones.
- No pasa nada, con un buen detergente no quedará mancha- afirmó divertida mientras yo trataba de quitarme con asco, todas esas porquerías de encima

Aunque lo único que deseaba era llegar y librarme de tan estrafalario personaje, hice el esfuerzo por parecer amable durante el trayecto. En eso, sentí como el coche perdía velocidad y ella se estacionaba sobre un costado. Se quedó mirando el tablero visiblemente confundida y antes de que pudiera preguntarle alguna cosa, se bajó de la camioneta. Minutos después volvió a entrar en el coche, resoplando mientras se recostaba contra el respaldar.

- ¡Mierda! Nos quedamos sin gasolina
- ¿Queeee????? ¿Pero…pero co…mo es eso po…sibleeee?...¿Y ahora?
- Pues a esperar que pase alguien que quiera llevarnos
- ¿Esperar? ¿Y.. me..me lo dice tan tranquila?

Por primera vez guardó silencio y cerró los ojos. Sin saber muy bien que hacer, opté por imitarla. No supe cuanto tiempo dormí pero aún estaba oscuro, ella seguía con los ojos cerrados. De pronto y ante mi total perplejidad, la vi deslizar lentamente una mano dentro de sus pantalones. Por pudor miré hacia otro lado mientras maldecía doblemente mi suerte por haberme tenido que topar con una depravada sexual.

- Peri…- dijo en un susurro- He roto aguas

No había siquiera reaccionado a sus palabras cuando la joven emitió un grito ensordecedor haciendo que pegara mi espalda bruscamente contra la puerta. Una hora después, las contracciones se presentaban aproximadamente cada tres minutos. Iba a bajarme al sentir que se me aflojaba el estómago cuando me pidió que la ayudara a recostarse en la parte de atrás de la camioneta. Ya acomodada sobre la manta, la joven hippie se sumergió en una especie de ejercicios respiratorios de lo más sonoros. Intenté escapar sin lograrlo. Ella ya tenía atrapada mi mano y parecía no iba a soltarla en todo el tiempo que le diera la vida. Decidí resignarme y rogar porque apareciera alguien pronto.

- Cuentáme Peri, ¿Que haces en tus ratos libres?
- ¿Yo? pues… Estar en casa, co conversar con mi hermana “la flaca” y leer…- haciendo un esfuerzo por sonar convincente- leer el diario
- ¿Y no hay nada que te apasione? Algún deporte, el cine, la música

Negué sin mirarla y entonces nos sorprendió otra contracción que casi me destroza la mano. Está vez se retorció más que de costumbre.

- Creo que me vas a tener que ayudar. Estoy de parto
- ¿Que? – Exclamé al borde de un ataque de nervios- No..no ..no además no puedo verle sus …sus partes…. y la sangre, fijo me desmayo…yo…

Ella entonces, haciendo un gran esfuerzo se levantó y me cogió ambas mejillas con decisión, forzándome a mirarla

- Este bebé puede morirse ahogado aquí dentro y el único que puede ayudarme eres tú, ¿Capito?- asentí incapaz de pronunciar palabra- Coge esa botella de agua y lávate las manos hasta los codos.

Seguí sus instrucciones en silencio para luego posicionarme en frente de sus piernas. Al alumbrarla y ver el “panorama” que tenía en frente, sentí que me desvanecía. Fue entonces que noté que mis manos temblaban ligeramente.

- Valeria…No…puedo…- susurré
- Tu lo puedes todo Perico Tello

La contemplé un instante para luego volver mi vista hacia su entre pierna y lentamente tocar la redondez que pugnaba por salir de ella. Mis dedos se resbalaron varias veces, antes de lograr posicionarlos con firmeza. Cerré los ojos y ella entonces pujó con fuerza. Fue en ese preciso momento que entré en contacto con algo tibio que se movía entre mis manos. Por un momento sentí que me paralizaba. Creo que aunque quisiera, no podría explicar lo que sentí cuando vi esa criatura, llorando a todo pulmón. Era tan pequeñito…Lo envolví con una de las mantas y mientras su madre lo acariciaba entre lágrimas, cogí el frasco de pañitos húmedos de mi maletín y lo limpié con cuidado. Al terminar me apoyé contra una de las paredes de la camioneta contemplando la escena. Tenía la ropa hecha una mierda pero no me importó.

- Gracias Peri – Suspiró - Esta noche, eres mi héroe
- De nada- respondí con ganas de llorar - ¿Valeria?- Me miró- No soy abogado y… me gustan muchísimo los cómics

Sigo archivando expedientes en el sótano del Palacio de Justicia pero ahora, uso una corbata anaranjada y llevo mi refrigerio en una lonchera de Flash Gordon.

Entrada publicada por SYD708 el miércoles, 10 de junio de 2009 .
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3 comentarios :

Tatana dijo... | 11 de junio de 2009, 1:55

Si tienes suerte alguna vez en la vida te llega "ese momento determinante" q lo camia todo.

me gusto. claro, conciso y directo.
besos

Yaz dijo... | 12 de junio de 2009, 14:18

Muy bueno, me gusto mucho, te vengo siguiendo en mi correo y me gusta lo que escribes.

Saludos. =D

SYD708 dijo... | 14 de junio de 2009, 10:51

Hola Yaz, bienvenida y gracias por seguir Tras los cristales.

Saludos