HORA CERO PUNTO COM (2)

Martes 7 de Diciembre 10:00 pm (dos horas antes de la hora cero)







- Mami, frío

Dijo la niña apretándose contra el cuerpo de su madre. Roberta miró con fastidio en todas las direcciones. Llevaban más de veinte minutos esperando y la estación de tren comenzaba a lucir medio desierta. Entonces cogió su móvil y marcó. Tras recordar algo, colgó frustrada.

- ¡Mierda! Es verdad que tiene el móvil estropeado

La niña, aferrada a su muñeca miraba a su madre en silencio. Roberta entonces le acarició el cabello, le cerró el abrigo y acomodó la bufanda antes de hablarle con ternura

- Vamos cariño, vamos a tomar un taxi.

- ¿Y Paula?

- Debe haber tenido que hacer en el trabajo, vamos a casita y ahí la esperamos.

Los ojos de Roberta se llenaron de tristeza. Pero no de una tristeza reciente. Por enésima vez, la misma sensación de soledad que se acostaba en su cama desde hacía meses, la azotó de nuevo. Entonces alzó en brazos a su niña y la estrechó como buscando llenar ese vacío que sentía al saber que esos días de separación no habían servido de nada.

Mientras tanto, en la cabina de tiro de la jefatura de policía de Shenfield, Paula con los lentes de protección aún puestos disparó casi sin pestañear hasta agotar totalmente la cacerina de su Beretta 92FS. Sonrió con satisfacción al ver la precisión de sus tiros.

Aún no se le había borrado el rostro cuando vió a Johnson entrar en la cabina. Paula se quitó el protector de oídos y le enseñó el papel con gesto triunfal

- Ya..ya… ¿Cuántos metros te acercaste?

- Distancia reglamentaria… - aclaró – en tu puta vida has logrado un score como este

- Ok…ok… siempre he aceptado que tienes mejor puntería que Yo

- Gracias – respondió con gesto chulesco antes de terminar de guardar su arma

- Oye Ord… ¿Acaso no volvían hoy Roberta y la peque?

Paula se puso pálida y miró su reloj

- Carajo … - exclamó cogiéndose la cabeza

- ¿Qué?

- Tenía que pasarlas a buscar a la estación a las nueve y media

- Roberta te va matar – le advirtió

- Ya…

Dijo mientras corría al teléfono. Marcó de forma atropellada y esperó.

- Hola… todavía están en… ya… lo siento Roberta yo… ok… ¿necesitas algo? ¿Leche y qué más? Ok… salgo en este momento…un beso

Colgó y se quedó pensativa. Johnson se le acercó al verla

- ¿Se enfadó mucho?

- Más que enfadarse, está triste… ya la cagué otra vez tío

- Pensé que con Roberta y la niña finalmente habías logrado la familia que querías- Paula lo miró sin decir palabra - ¿Qué?... Joder no te entiendo, de verdad… Roberta es una mujer de carácter, inteligente, divertida y tu hija es adorable, ¿qué coño quieres entonces?

- Las adoro… son lo mejor que he tenido en la vida… - explicó con voz apagada- pero a veces no sé qué me pasa….es como estar aquí físicamente, pero en realidad estoy en otra parte, desconectada ¿me entiendes? – resopló- no me entiendes, ni yo me entiendo… será mejor que me vaya antes de que se haga más tarde y termine durmiendo en el coche.

Se puso nuevamente la chaqueta de cuero y salió rumbo al mini Cooper verde aceituna que tenía estacionado fuera de la estación. Buscó en la guantera algo de tabaco pero el paquete estaba vacío. Puteó con un fuerte golpe contra el volante antes de salir a toda velocidad. Minutos después aparcaba en el Tesco express que quedaba camino a su casa. Compró todo lo que Roberta le había encargado, además de una botella del vino favorito de su mujer y un peluche para su hija de tres años. Acababa de guardarlo todo en el maletero, cuando divisó a un muchacho sentado dentro de su coche pero con la portezuela abierta frente al auto lavado. El chico estaba llorando. Dudó un momento pero finalmente decidió acercarse con cautela.

- Hola ¿Puedo…puedo ayudarte en algo?

- Perdón – dijo secándose los ojos de inmediato. Parecía avergonzado- es solo que… joder… estoy un poco tonto hoy

- Normal… a todos nos pasa de vez en cuando

- Ya… - dijo el chico incorporándose y acomodándose la chaqueta

- ¿Seguro estás bien?

- Si… claro…

Paula lo miró un rato con atención. Le echó unos treinta años. En eso un hombre se les acercó y preguntó quién de ellos había pedido un lavado deluxe. El muchacho respondió y le entregó las llaves. Luego volvió a mirar a Paula con las manos en los bolsillos y una sonrisa que a leguas se notaba, le había costado un mundo. La detective entonces sacó el paquete de tabaco que acababa de comprar.

- Me apetece un cigarrillo pero me gusta fumar acompañada, ¿vienes?

- eeh… - dudando- claro…

Con destreza absoluta, Paula sacó papel, filtro y se armó un par de cigarrillos. Se pusieron a fumar en silencio mientras veían la luz de los trailers pasar a lo lejos.

- ¿Te sientes mejor? – Preguntó Paula al terminar y tirar la colilla al suelo

- Si gracias – dijo el muchacho

- Me alegro

- ¡Mierda!- exclamó él de pronto

- ¿Qué pasa?

- Me olvidé el CD

- ¿El CD?

- Tenía que comprar un CD… y ahora donde consigo uno a estas horas… mierda… era muy importante

- ¿CD de qué?

- Evanescence

Paula sonrió

- ¿Alguno en especial?

- El que tiene Bring me to life

- Pues fíjate…creo que, es tu día de suerte

- ¿Por?

- Es uno de mis grupos favoritos… espera un momento

Paula regresó a su coche y buscó en su estuche. Un par de minutos después volvía junto al muchacho. Este miró el disco con atención antes de agradecer con una sonrisa.

- ¿Es para tu chica?- indagó Paula

- Algo así… - replicó evasivo- debo irme ahora, muchas gracias por el disco

- De nada…

El muchacho había dado unos pasos cuando volvió a girarse y la miró fijamente

- ¿Cómo te llamas?

- Paula

- Mucho gusto Paula, yo soy Steve









Entrada publicada por SYD708 el jueves, 27 de enero de 2011 .
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2 comentarios :

Anónimo dijo... | 18 de noviembre de 2010, 11:12

Muy curioso el encuentro. Me sorprende de que manera puedes influir en las personas que te encuentras en la vida y sin saber que lo estás haciendo.

Seleg

Tita la mas bonita dijo... | 18 de noviembre de 2010, 13:09

Un encuentro basado en un desencuentro afectivo!

Un Besito Marino