Mientras dormía



    Paso los días sumergida en la loca vorágine del deber, donde no hay ni el más breve espacio para el error, la duda o la nostalgia.

    Solía detestarme en ese estado de inconsciencia consentida, pero ahora mismo, agradezco esas horas de tregua, cuando creo haber por fin entrado en aquella tierra silenciosa donde todo parece flotar en un delicioso anonimato.

    Hasta que llega la noche...

    Esa en donde los espejismos se derriten y mi alma, resignada muy a mi pesar, regresa. Y sé que antes de cerrar los ojos, no me quedará más remedio que rendirme una vez más, a ese sueño que hace tiempo habita debajo del forro de mi almohada.



En ese mundo imaginado,

tú, criatura divinamente imperfecta,
 
... sonríes…
 

Mientras que un mar de plumas teñidas de colores,
 
restauran tus alas rotas.
 
 
 
Si pues, que imperdonable extravagancia la mía,
de abandonarme a algo tan desgarradoramente bello.
 
Entrada publicada por SYD708 el lunes, 12 de marzo de 2012 .
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