Tortura a la que nunca sabré como renunciar
pero prefiero mil veces morir,
con un corazón sangrado de historias
que hacerlo con uno de escaparate.
Aunque el dolor en cada caída
sea insoportable,
y las fuerzas no me alcancen.
Aunque el moustro de la soledad
me enseñe siempre los dientes
y amenace con quedarse.
No renunciaré a que me mate.
y las fuerzas no me alcancen.
Aunque el moustro de la soledad
me enseñe siempre los dientes
y amenace con quedarse.
No renunciaré a que me mate.
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