En la variedad està el gusto - 02

Durante mi adolescencia, no fui digamos la chica más popular de la escuela, sin embargo novios no me faltaron y amigos tampoco. Luego entré a trabajar a una empresa naviera como telefonista y algunos años después conocí a Martin. Desde que lo vi, me dije: ese chico es para mi, sobretodo por lo calladito, se limitaba a escucharme todo el tiempo y a mi que me encanta hablar hasta por los codos, pues nada, éramos la pareja perfecta. Tras tres años de noviazgo, finalmente nos casamos. Yo tenía 25 años cuando dí a luz a Mónica y dos años después a Manuel. De ahí cerré la fábrica con un osado ligue de trompas y la convertí en parque de diversiones, porque claro a mi la pildorita me sentaba fatal y lo del terminar con otro hijo por lo del famoso “condón roto” ni loca. Debo decir que durante varios años gocé de una vida sexual activa y placentera hasta que Martín comenzó a desarrollar tres nuevas pasiones: la tele, el dominó con los amigos y la comida y yo pasé de reposar cómodamente sobre su atlético cuerpo a tener que escalar una montaña de grasa en posición convexa, sin mencionar claro, que me volví una experta jinete y no por vocación sino por necesidad, pues era la única posición posible ante la nueva contextura de mi marido.

Pero eso no fue todo, porque yo bien linda, hasta ese momento, solo me fijaba en los demás por supuesto, hasta que un día, vísperas de mi cumpleaños numero 50, me miré al espejo y me dije: ¿Y esta vieja de mierda quien es?

Me quise morir, alrededor de mis ojos, las patas de gallo habían proliferado sin pedirme permiso y mis tetas, mis tetas no por favor!!! Comenzaban a lucir cabizbajas y cansadas (una forma elegante de decir descolgadas hija) De inmediato me di media vuelta para mirarme el trasero y encontré más hoyos que campo de golf en miniatura. De pronto mi vida entera había cambiado y yo no me había dado ni cuenta.

Todo el mundo a mi alrededor se había vuelto de la noche a la mañana, calvo, desproporcionadamente gordo y aburrido. Mis hijos estaban en la fase “Te odio mamá” y mis amigas ya no querían ir al teatro ni al cine y en cambio, de forma unánime además, habían decidido reivindicar el lugar del “punto cruz” en sus vidas.

Con una vida sexual reducida a los domingos por la mañana cada tres semanas, dos hijos en la adolescencia, un grupo social aburrido y un cuerpo decadente, trascurría mi vida sin pena ni gloria, sumiéndome en una depresión del carajo.

Me compré de todo, múltiples cremas, gels, y mascarillas. Le decreté la huelga a la coca cola y me hice del libro de Jane Fonda para ejercicios. Ya sé, ya sé que ese es de lo más anticuado y que a estas alturas la tía ya no puede levantar ni una pierna de lo tecla que está, pero bueno, es que en esa época todavía seguía de moda y estaba de oferta. Después me hice de unas soguitas para poner en la puerta y ejercitar las piernas y brazos, pero al segundo día de ejercicios, la manija de la puerta salió volando y con ella las soguitas de mierda. Luego fue una bici estacionaria, después un step, en fin… me volví la cliente estrella de la compra por TV. Al final, todos los aparatejos esos terminaron donde terminan seguramente el 99% de ellos, o debajo de la cama o en el depósito de casa…y yo de la depre ante mi fracaso deportivo, ahora me metía unos atracones de torta de chocolate terribles.

En mi último intento por reconstruirme, me compré un chándal térmico, plateado con rayitas negras, rojas y amarillas. Me puse una binchita en el pelo y a pesar de parecer la hija gorda e intergaláctica de Chuwaca, salí a correr por el parque de al costado de mi casa. Acababa de correr 200 metros y me detuve, apunto de, según yo, tener un paro cardiaco y ponerme a gritar a voz y en cuello que me trajeran una mascarilla de oxigeno. Me senté en una de las bancas y traté de recuperar mi respiración. Y fue entonces que la vi…
Entrada publicada por SYD708 el viernes, 8 de agosto de 2008 .
Etiquetas:
 

6 comentarios :

4M dijo... | 8 de agosto de 2008, 21:46

¿Por qué seremos tan condenadamente despiadadas con nosotras mismas,? Lo de "la hija gorda y galáctica de Chewbaca", como colofón, me ha llegado al alma.
Adelante Syd, está genial....

dsdmona dijo... | 9 de agosto de 2008, 12:49

me gusta la descripción que hace Marcela de su propia decadencia, no esta a gusto y ncesita ese cambio que le devuelva el brillo

D.

Tatana dijo... | 9 de agosto de 2008, 21:45

Me gusta Marcela, a tiempo supo tomar medidas para no tener una hija llamada "Ines-Perada", acepto comenzar a practicar alpinismo y equitacion pero no asi el punto cruz.
Cuando el almanaque se le cayo en la cabeza intento ponerle remedio, aunque lucir como la hija perdida de Chuwaca no fuera lo q mas le podria levantar el animo no amilano su espiritu.
Por lo visto siempre ha sido muy conciente de su mundo y supo cuando adaptarse y cuando no.
Me gusta Marcela

un beso.

Unknown dijo... | 11 de agosto de 2008, 9:07

Leyendo este breve resumen de la vida de Marcela parece la típica historia de cualquier persona, no? Al principio lo tienes todo por delante y un millón de planes y a medida que los vas cumpliendo llegas al punto en que toca hacer balance de lo vivido y sobretodo darse cuenta de que ya no tienes 20 años y tu mundo y tú misma habeis cambiado pero vamos que no me parece que haya tenido una mala vida.
Cada época de la vida tiene sus cosas y supongo que el secreto está en saber valorarlas todas y adaptarse a lo nuevo.
Pero parece que más que una adaptación nuestra prota va a hacer una revolución...

Ana Vigo

Anónimo dijo... | 13 de agosto de 2008, 17:51

He conseguido reirme un buen rato con lo de "y fue entonces que la vi...". Me da la sensación de que Marcela está en un momento en que, como se dice por aquí en Andalucía "se ha puesto el mundo por montera". Esta mujer ha visto claramente lo que no quiere, ha decidido hacer algo por cambiarlo y creo que va a ayudarle esa "visión" para continuar con ese cambio.
Me gusta la clave de humor de estas dos escenas. No me pierdo lo que sigue.
Saludos Syd.

Anónimo dijo... | 13 de agosto de 2008, 20:23

Cómo me reido con esta descripción que en el fondo es un proceso jodido. Bueno sigo a la espera, me gusta, un cambio grande de registro, un besito
Tempodelecer