La Voyeur

Llueve compulsivamente y Zeta acaba de entrar a su edificio. Se quita el impermeable mientras sube pesadamente por las viejas escaleras, alumbradas apenas por una pequeña bombilla cubierta de polvo al final del descanso. Se detiene frente a su puerta y tarda unos segundos en girar la llave, como si buscara demorar su entrada. Finalmente abre. Ni se molesta en levantar la correspondencia de días que hay regada por el piso. Enciende la luz y repasa con ojos cansados el salón en medio de ese silencio que parece tragarse hasta el bullicio de la calle. No puede evitar entonces que las imágenes de aquel hombre empuñando la pistola le sobrevengan como alucinaciones intermitentes, perturbadoras.


Ese día, era la misma hora pero no llovía…


Zeta sube la escalera muy de prisa. Cualquiera que viera la expresión de su rostro pensaría que alguien la aguarda en casa. Al trasponer la puerta, se abre ante ella un espacio amplio de marcado estilo Zen. Deja todo perfectamente acomodado en el perchero y el maletín sobre el escritorio. Va revisando la correspondencia en su camino a la cocina. Saca algo de pollo pre-cocido, lo coloca en una fuente de porcelana blanca, lo cubre con mantequilla y lo introduce en el microondas. Rumbo a su habitación, se va desnudando para tomar una ducha rápida. Segundos después, se viste con pantalones cortos y una camiseta de manga larga. Calza un par de pantuflas acolchadas y vuelve al salón. Se acerca al gran ventanal que cubre una de las paredes enteras y gira la manivela que abre ligeramente las persianas verticales, haciendo que esa gran superficie completamente blanca se transforme en una de líneas intercaladas transparentes por las que se puede divisar los dos últimos pisos del edificio de en frente. La luz del alumbrado público que logra colarse entre las rendijas, dibuja sombras sobre los muros que de tanto en tanto parecen agitarse por el viento. De pie junto a la mampara hace un repaso visual de las tres ventanas del penúltimo nivel, para después mirar la hora y saber que aún le quedan unos minutos.







Regresa a la cocina, coloca el pollo y algo de ensalada de patatas del día anterior en un plato. Saca una cerveza de la nevera y vuelve con todo al salón. Se acomoda en el gran sofá y finalmente enciende el telescopio de principiante que tiene apostado junto a la mesa de centro. De inmediato coge el control remoto y regula la intensidad de las luces de todo el departamento, dejándolo casi en penumbra.


Entonces mira a través del lente y ligeramente va moviendo el aparato hacia la primera ventana, la de la izquierda. Ahí divisa a la familia Monster, como ella los ha bautizado. Están todos a la mesa, esperando a que “ella” llegue a servirles. El padre, en camiseta sin mangas y exhibiendo una enorme barriga de la que parece no avergonzarse, ríe desaforadamente mirando la televisión. El hijo mayor lee una revista de cómics y la hija; vestida de fiesta; se pinta las uñas sobre la mesa mientras mastica chicle de forma exagerada. De pronto la puerta de la cocina se abre y tras un vaho de humo espeso sale “ella”, cargada con una bandeja y dos cucharas enormes de madera. La deja con esfuerzo sobre la mesa. Nadie parece notarla. “Ella” se acomoda acaloradamente un mechón de cabello mientras vuelve a la cocina. Hace el trayecto varias veces hasta llenar la mesa con una fuente de ensalada, una de arroz y otra de puré de patatas. Todo luce exquisito…- exhala Zeta mientras se separa un segundo del lente y mira su plato con desgano. Tras un breve mordisco, vuelve a la escena. Esta vez sus ojos ya se concentran solo en “ella”, quien por fin se ha sentado y en silencio observa como los demás llenan sus platos con desesperación. Zeta, como descifrándola, murmura:


Estás cansada, ¿Verdad? y nadie parece darse cuenta... Si tienes razón, tragan como animales…- “Ella” entonces mira sus manos con nostalgia y Zeta continúa - Tus manos ya no son las mismas y pensarás seguramente donde quedaron tus años de juventud- “Ella” no come, tan solo observa a su esposo, quien mastica groseramente, inclinado casi por completo sobre el plato. Zeta se separa del telescopio brevemente para mirar su reloj. Son las ocho en punto. Y como todas las noches anteriores, una luz diminuta no tarda en destellar por debajo de la mesa del comedor de los Monster. “Ella”, al sentir que vibra en su regazo, se levanta disimuladamente y cuando esta lo suficientemente lejos para no ser vista, desaparece presurosa por el pasillo. Segundos después, se asoma por la ventana del baño colocándose el móvil en la oreja. Zeta, se diría que la contempla con los labios entreabiertos al ver como una enorme sonrisa va borrando cualquier vestigio de desesperanza de su rostro. Luce radiante. Zeta entonces susurra sin despegar sus ojos de ella: Seguro te está diciendo que te echa de menos ¿Verdad? Debe ser muy comprensivo… ¿Lo verás mañana? – Nota que la mujer sonríe mucho más – Eres preciosa ¿lo sabías?


En eso, al hacer el ademán para intentar coger su lata de cerveza, Zeta cambia accidentalmente la posición del telescopio de vuelta al salón de la casa. Va a colocarlo de nuevo en posición cuando ve algo que la paraliza. El marido, aquel hombre enorme, está de pie apoyado contra la puerta del baño. Coge el telescopio y lo mueve rápidamente hacia “Ella”, quien con medio cuerpo hacia fuera, sigue hablando soñadoramente por el móvil. Zeta vuelve a fijarse en el marido, notando que se aleja hacia el dormitorio. Por los pasos fuertes y el rostro arrugado deduce que está furioso. Una vez dentro, el hombre comienza a abrir cajones, el armario, lanzando todo lo que encuentra a su paso. Está como loco. De pronto se detiene pensativo. Camina hacia la cómoda y abre una de las puertezuelas inferiores. Zeta aprieta con fuerza el telescopio al divisar lo que el hombre tiene entre las manos. Mueve la mirilla hacia el comedor, notando que el hijo yace frente al televisor con los auriculares puestos mientras que la hija, al parecer, ya se ha marchado. Comienza a inquietarse al ver como el hombre enorme, se dirige sigilosamente al baño mientras que “ella” sigue hablando con la vida en los ojos. Se levanta del sofá y tras encender todas las luces, corre bruscamente las persianas. Trata entonces de abrir la gran mampara de vidrio y es cuando nota que está bajo llave. Sin perder tiempo, le hace miles de señas a “ella” con los brazos. Agazapada contra el cristal, le grita con todas sus fuerzas pero todo es en vano. Zeta comienza a correr por todo el departamento como loca, buscando unas llaves que su prolongado encierro se ha encargado de esconder. Suda copiosamente. Está al borde de la desesperación, cuando de pronto divisa el teléfono. Ni bien lo coge, comienza a marcar torpemente. En el preciso instante que escucha la voz del 911, un disparo retumba en sus oídos. El auricular resbala de sus manos.





Aún pisando la correspondencia, Zeta deja caer el maletín y lanza las llaves sobre la credenza de entrada. La gran mampara está cubierta con las persianas totalmente cerradas y en frente de ella hay un televisor enorme. Va por una cerveza a la cocina y saca de la nevera un trozo sobrante de pizza. No se molesta en calentarlo. Se deja caer en el sofá, da un sorbo a la lata y le da al control remoto.





Entrada publicada por SYD708 el domingo, 1 de noviembre de 2009 .
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8 comentarios :

dsdmona dijo... | 15 de octubre de 2009, 13:01

¿porque tenía la cristalera cerrada?porque no la rompió para gritar en vez de buscar las llaves?¿lo detuvieron?¿ella está viva?¿fue un sueño?
Ayss cuantas preguntas y que mal cuerpo se me ha quedado

D.

SYD708 dijo... | 15 de octubre de 2009, 16:08

Contesto algunas de tus preguntas mi querida D.

Zeta espía a los vecinos y en el texto queda claro que tiene unas persianas verticales que abre parcialmente. Si tuviera la mampara abierta, las persianas se moverían todo el tiempo por lo que sería imposible desde el sofá con el telescopio, mirar alguna cosa.

La mampara, creo que lo dice el texto, es de pared a pared y estamos en un lugar amplio, En areas tan grandes, por lo general, las mamparas son de cristal templado de 10mm de espesor. Eso quiere decir que para romper un cristal de 10mm necesitas un objeto muy contundente. Por eso también menciono que la decoración del departamento es estilo Zen, osea minimalista, no hay muchos objetos a disposición.

Otra cosa a tener en cuenta es que al ser cristal templado, cuando este se rompe, se parte en pequeñas párticulas que por lo general no salen disparadas para todos lados, sino más bien se quedan pegaditas unas con otras por seguridad. Por lo que probablemente tengas que darle muchos golpes contundentes para realmente hacer que el cristal caiga. En este caso te aseguro es más rapido llamar al 911.

Porque no la intenta romper como primer intento? Puede que hubiese quedado mejor si lo mencionaba ahora que lo pienso pero bueno asumi que ella sabia que romper ese vidrio era dificil y por lo general tambien suele pasar que en los momentos de desesperacion no siempre atinamos a hacer lo que todo el mundo haría.

Fue un sueño? pues no creo que haya descrito nada onírico en el relato pero puede ser que no quedara clara la elipsis de tiempo al principio. Habra que ajustarlo

Lo cogen? Se muere?... bueno, eso lo dejo a vuestra imaginación... el final esta dejado así a posta, ya que ahora estoy probando a no dar todo masticado a quien me lee. a ver que tal lo ven los demás

Besos

dsdmona dijo... | 15 de octubre de 2009, 19:40

Muchas gracias por las explicaciones... ahora que lo he releído me ha quedado más claro pero el mismo mal cuerpo que antes... me gusta que no lo des todo masticado... así siempre puedes continuar... o poner la otra versión...
;)

D.

PD: medito seriamente "robarte" el post-it, se me acumula el trabajo y se me olvidarán los próximos posts, jejeje

SYD708 dijo... | 15 de octubre de 2009, 22:18

D,

Roba el post it con confianza!! (Si no tienes el link de la web, "silba" y te lo paso por email

SYD708 dijo... | 15 de octubre de 2009, 22:21

Este comentario es para la señorita poeta... sorry pero hoy tengo los cables cruzaos, acabo de dejarte un post en tu blog. Me comunico en la semana.. promise

Un beso

se.tu. dijo... | 16 de octubre de 2009, 20:21

Ufff que angustia y que impotencia...sin poder hacer nada y viéndolo todo.

En esas circunstancias no creo que fuera posible avisarla a "ella", la reacción del marido es imprevisible, y lo que menos puedes pensar es esa reacción...todo ocurre demasiado ràpido para reaccionar de otra manera.

Impresionante Syd...me sigue encantando leerte.

Muakis!!!

PD.- Todavía sigo poniéndome al día con las historias.

SYD708 dijo... | 19 de octubre de 2009, 21:12

Se.tu. contenta de saber que sigues por aquí. Sabes? eres de las pocas lectoras de allá por los comienzos lejanos que aún no he aburrido, jajajaja. Pues nada gracias por seguir leyendo y dejarme tu opinión.

Un beso

se.tu. dijo... | 21 de octubre de 2009, 0:45

Es que contigo es imposible aburrirse Syd...ya te lo dije antaño (jejeje ni que lleváramos toda una vida) siempre que te leo no se como lo haces pero al final siempre me sorprendes.
El placer es todo mio, ya lo sabes.

Cuídate mucho niña, espero poder leerte muy pronto otra vez, de momento tengo mis tesoros de todas tus historias que me releeré si hace falta.

1bçazo y hasta pronto!!!!